Real Madrid y Bayern Múnich se citan en el Santiago Bernabéu de la capital española esta tarde para definir al segundo finalista de la Champions League, buscando remontar el empate a dos goles que firmaron hace una semana en el Allianz Arena en la gran noche de Vinicius Jr por los merengues para evitar la derrota.
El juego de ida terminó con un marcador engañoso ya que los bávaros fueron superiores ante un conjunto blanco bastante lento y espeso, carente de chispa y que dejaba la sensación de tener asegurada una victoria que para nada será fácil ante un rival históricamente rocoso como el Bayern, uno de los más grandes en Europa.
La falta de acierto ante el arco es una de las tareas pendientes para los germanos, que tal como indicó Gnabry en recientes declaraciones “debemos marcar y matarlos en su casa, no perdonar como hicimos en Alemania”. Tuchel es consciente del poder de su rival y justo en la previa al juego de ida lo matizó: “el problema con el Real Madrid es que no ves venir sus goles”, tal como sucedió en la jugada del primer tanto con un pase memorable de Toni Kroos para romper las líneas del Bayern Múnich.
Por parte de Ancelotti las cosas están claras: “Saldremos a ganar, sabemos la importancia del rival y si hay prórroga, la jugaremos”, dejando abierta cualquier posibilidad ante el gigante alemán en esta semifinal, que tendrá matices importantes tomando en cuenta el clasificado a la gran cita del próximo 1 de junio.
La final ante el Borussia Dortmund sería revancha para los amarillos o confirmación para el Bayern Múnich, que en 2013 se impuso con un dramático gol de Arjen Robben y dejó a las puertas de la gloria al conjunto entonces dirigido por Klopp. Ante el Real Madrid, sería una final inédita pero con el aliciente del clásico David vs Goliat, tomando en cuenta el palmarés de ambos en la competición y también el historial reciente, siendo el 2013 el más recordado tras la paliza que lideró Lewandowski.