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¿Qué es el Ikigai? ¿Cómo ponerlo en práctica?

¿Te has sentido perdido alguna vez? Muchas personas se sumergen tanto en la rutina que terminan dejando de lado sus pasiones más profundas, esas que los hacen felices y permiten conectar con su esencia. Si actualmente sientes que estás atravesando por ese oscuro camino y crees quieres volver a conectar con tu interior, puedes empezar a indagar en tu “ikigai”, una palabra de origen oriental que aunque no tiene traducción exacta, muchos la entienden como “la razón de vivir”.

El ikigai nos invita a preguntarnos qué nos gusta hacer y cómo podemos transformar esa pasión en un medio de vida con el que puedas servir a tu comunidad. Esta actividad puede terminarte generando valor monetario, pero también alimenta tu espíritu y te permite alegrarle la vida a otros que están a tu alrededor.

Akihiro Hasegawa, psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Toyo Ewia, fue el que incluyó este término como parte del lenguaje cotidiano japonés, cuyo origen proviene del período Edo (1603-1868).Una palabra compuesto por dos sílabas iki (vida) y gai (valor o mérito). “de allí se derivó ikigai como una palabra que significa valor en la vida”, explicó Hasegawa.

Este podría convertirse una de las claves para lograr tener una larga vida. De acuerdo a las leyendas, en la prefectura japonesa de Okinawa se registran cifras de longevidad elevadas lo que ha llevado a muchos investigadores, como lo españoles Francesc Miralles y Héctor García, a indagar sobre el estilo de vida de estos hombres y algunos de ellos han concluido que se trata de que todos conocen su Ikigai, es decir, eso que le provoca entusiasmo por la vida.

¿Cómo descubro mi Ikigai?

En la filosofía japonesa existe el diagrama de Venn, en el que se visualizan cuatro elementos o dimensiones que conectados nos permiten descubrir nuestro Ikigai. Aquí abajo te dejamos los 4 elementos:

  1. Lo que amas: Reflexiona sobre eso que te encanta realizar y lo mucho que puede llegar a moverte, más allá de su funcionalidad para el mundo o su utilidad. Por ejemplo: pintar un cuadro, bailar, cantar, tocar un instrumento, entre otros.
  2. En qué eres bueno: Cuáles son las habilidades que se te dan bien, ya sea porque lo has prácticado mucho o porque se trata de un talento innato.
  3. Lo que el mundo necesita: Esas actividades que además de gustarte tiene un potencial con el que puedes aportar algo a tu comunidad. El cuidado del medioambiente, de las especies, el ofrecerle tu ayuda a otros, etc.
  4. Te pueden pagar por eso: combina tus habilidades y pasiones con las ofertas que existen en el mercado actualmente. Transforma las actividades que amas en tu fuente de trabajo.

El resultado será lo siguiente:

  1. Lo que amas y el mundo necesita: misión o propósito.
  2. En lo que eres bueno y te pueden pagar: profesión que te puede dar dinero.
  3. Lo que amas y en lo que eres bueno: tu pasión.
  4. Lo que el mundo necesita y lo que te pueden pagar por eso: vocación.

¿Listo para hacer este ejercicio?

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